Empieza la aventura , salimos el jueves 22 de abril, se respiran muchos nervios, la incertidumbre es nuestra nueva compañera de camino y tras las dudas mucha mucha ilusión un sueño que se hace realidad para los miembros del club jinetes sin barreras, que llevamos muchos días con muchas presiones sobre nuestras espaldas, y que a pesar de todo seguimos para delante con mucha tormenta por dentro pero en el fondo felices.
El viaje empieza muy temprano , tenemos que desplazarnos a Orense desde donde salimos, nos reunimos en el centro ecuestre de Vilamarin donde nos esperan la prensa y otros medios de comunicación curiosos por nuestra azaña, mientras nuestros estomagos se aprietan al divisar la cercanía, mientras en la autovía nos tomamos un café y unos donuts, que nos dan otra visión y todo se despeja y es que un poco de cafeina no viene nada mal.
Por fin llegamos, el trasiego es abrumador, los cámaras no pierden el tiempo,la preguntas se agolpan en el ambiente y las alcachofas de los micros se entrecruzan entre los asistentes, la odisea comienza y todos nos ponemos en marcha.
Silfide, estrella, Romeo , Julieta, lucky, distancia y azabache con sus respectivos jinetes, jose, yago,cristina,lara, helen , Dani y elena abren el camino, nuestra meta es llegar a Piñor en el concello de Cea.
Nos acompañan un grupo de voluntarios de ATOX y tres monitores, todavía estamos todos un poco cohibidos , nos miramos, nos sonreimos, para todos el acercamiento es complicado pero se huele en el ambiente que el camino nos va a unir. Dicen que el camino te enseña y que aunque se vaya con una idea , todo puede cambiar en menos de nada no hay nada que se pueda preveer, todo nace de la expontaneidad, por eso dicen que es mágico, que saca lo mejor de cada uno hacia fuera y lo peor también, para después aprender de lo sucedido, no hay nadie que no haya hecho el camino y que no haya sentido esto por dentro, desde luego la cabeza va a mil por hora, es genial para aquellos que están acostumbrados a controlarlo todo y preveer las cosas con antelación, porque todo eso se desmorona y es un rompe esquemas, no hay nada que cuadre, por eso saltan los miedos y las inseguridades , el camino te hace ser flexible y tolerante ante la convivencia y te fortaleces por dentro , por eso los que logran captar esa esencia dicen que es tan especial, porque pone a uno mismo contra las cuerdas.
El paisaje es maravilloso , la naturaleza abre los sentidos, la mente se despeja , el olor a hierba fresca en esos prados donde no hay nada alrededor , donde solo aparece la inmensidad como si fuera un oceano de verdor es lo que se asoma ante nuestros ojos, la aldea profunda, el olor de la leña que se quema al pasar por las orillas de las casas , el aroma a hogar nos invade por momentos y los recuerdos afloran.
Fuera del cemento de la ciudad, en el campo el tiempo toma un sentido diferente, al menos para las personas que vivimos entre el asfalto, la prisa no existe, el reloj se para , el tiempo lo distribuye el azar.
Rodeados de casas de piedra rústica, pasamos por muchos tramos de carretera donde tenemos que recoger a los caballos para cruzar,la gente está animada, nos empezamos a relajar , los caminos suceden ante nuestros pies empedrados , estrechos, aquí les llamamos " corredoiras" senderos de piedras empinados llenos de barro y riachuelos por los que subimos , a expensas de resbalar y sin saber como los pies toman velocidad y se colocan solos por miedo a dar un tras pies, las subidas son eternas y los caballos nos sirven de apoyo a los que vamos a pie, nos enganchamos a los pelos de las colas y para nosotros es un salvaconducto de no dar con los dientes en el suelo y quedar allí incrustados.
Todos aspiramos a encontrar un llano que nos permita respirar unos instantes,por fin un momento de descanso para tomar aliento, unos bocadillos nos esperan , las galletas se han colado entre las alforjas de los caballos, el campamento se despliega cerca de unos bancos al borde de una carretera, y los jinetes se bajan para aflojar las piernas y tras este piscolabis seguimos.
Llegamos a Cea , el pueblo es precioso, las casas de piedra rústica muy bien cuidadas nos saludan, parece de juguete , el ruido de los cascos de los caballos sobre el empedrado forma un acompasado sonido , la gente se asoma a las ventanas y puertas y nos saludan, todos nos animan paraque tengamos un buen viaje, eso emociona por dentro y da fuerzas para seguir como si fuera una vitamina, en la plaza del pueblo nos hacemos unas fotos y dejamos atrás el pueblo para dirigirnos a Piñor.
El cielo se estaba poniendo negro y los truenos amenazaban con dejarnos un regalito,tormenta seca pensamos pero no fue así, comimos en un desvío de la carretera donde los caballos pudieron refrescarse un poco, y al rato empezó a llover, asomaban los chubasqueros y las capas entre los asistentes y continuamos nuestra andadura, llegamos a Piñor y como estabamos bien de tiempo decidimos llegar hasta O Reino a unos km más hacia delante casi entrando en Castro Dozón,donde partiriamos el 2º día .La subida era criminal, después de comer no sabes como resistes pero lo haces sin saber de donde salen las fuerzas , finalizamos nuestra etapa llegando al albergue de Vilamarin donde pasariamos la noche.Allí nos presentamos todos e iniciamos nuestra convivencia más personalizada, Lorena, manoli, David, Luis, Juan Carlos, Jose luis, Jose, Yago, Martín, Gaby, Javi, Alberto que llevó el coche todo el tiempo, Paco, Antonio, y nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario